En la parte II de este trabajo dedicado a quien es considerado el fundador de la lírica moderna, anunciamos que abordaríamos cuatro aspectos fundamentales de la concepción de la obra literaria de Baudelaire. Pudimos adelantar uno: Analogía e ironía. A continuación les presentaremos uno de los tres restantes, para no hacer tan largo nuestro artículo.
*Satanismo e ideal
Esta característica ha sido estudiada por varios especialistas en la obra de Baudelaire; uno de ellos, Hugo Friedrich, la aborda con suma agudeza. Veamos.
Destaca que en Baudelaire confluyen dos polos contrarios: el mal y el ideal; con el primero se asocia lo satánico, y con el segundo, un cristianismo en ruinas, que se caracterizaría como vacío. Estos polos vendrían a ser complementarios. Es la coincidencia de opuestos que se hace presente en la frase disonante (oxímoron, se le llama en retórica) que titula su más famoso libro: flores del mal.
Baudelaire, en Mi corazón al desnudo, de los llamados Diarios íntimos, publicados póstumamente (1909), reflexiona:
En todo hombre hay, en cualquier momento, dos postulados simultáneos: uno hacia Dios y otro hacia Satanás.
La invocación a Dios, o espiritualidad, es un deseo de ascender; la de Satán, o animalidad, es la alegría del descenso.
Friedrich aporta las siguientes ideas:
(…) el satanismo de Baudelaire es el perfeccionamiento del mal meramente animal (y con ello de la trivialidad) por el mal concebido por la inteligencia, con el fin de lograr dar el salto hacia el ideal, gracias a ese grado sumo de malignidad.
Y más adelante:
El hombre (…) está impulsado hacia arriba por una fiebre espiritual; pero está también esencialmente dividido, homo dúplex, y tiene que satisfacer a su polo satánico para poder hallar el camino de su polo celestial.
Baudelaire parece convertir el mal en una fuerza independiente, lo que le da su talante de anormalidad. Su pensamiento escrutador de la vida y el mundo lo lleva a formulaciones inquietantes para la conciencia ordinaria, como que "en el mal se halla toda voluptuosidad". A esta la alía con la crueldad, concibiéndolas como "sensaciones idénticas, como el extremo caliente y el extremo frío". Incluso llega a afirmar que la melancolía ("spleen") y el dolor son "ilustres compañeros" de la Belleza.
Así mismo, no es posible imaginar a Baudelaire sin la huella del cristianismo; aunque ya no sea cristiano, su impronta está en su conciencia, tanto por la influencia general de la sociedad como por la de su vida individual. Incluso la figura de Satán lo revela. También en Cohetes encontramos: "(…) el tipo más perfecto de Belleza viril es Satanás, –a la manera de Milton", aludiendo al autor de El paraíso perdido.
A propósito de este aspecto, podemos referir el poema que abre Las Flores del Mal, el "Epígrafe para un libro condenado":
Lector tranquilo y bucólico,
sobrio e ingenuo hombre de bien,
tira este libro saturniano,
orgiástico y melancólico.Si tú no has cursado tu retórica
con Satán, el sagaz decano,
¡tíralo! pues no lo comprenderás,
o me tomarías por un histérico.Pero si, no te dejas hechizar,
tu ojo sabe sumirse en los abismos,
léeme, para aprender a quererme;alma curiosa que sufres
y vas en busca de tu paraíso,
¡compadéceme!... si no, ¡te maldigo!
Podemos observar que en la voz del hablante Satán aparece como portador o representación de una sabiduría, expresión del dolor, e interpela al lector, objeto y sujeto de esa experiencia abismal que se quiere trascender (en busca de su paraíso), es decir, del ideal.
El ideal se concibe en la filosofía clásica y cristiana como trascendencia hacia lo superior, ascensión. Hay un poema de Las Flores del Mal que ya por su título nos ubica en este aspecto: "Elevación". Citemos las penúltimas estrofas:
Vuela muy lejos de estas miasmas mórbidas;
y ve a purificarte en el aire superior,
y bebe, como un puro y divino licor,
el fuego claro que llena los espacios limpios.Después de los hastíos y los grandes pesares,
que agobian con su peso la existencia brumosa,
dichoso aquel que puede con un ala vigorosa
lanzarse hacia los campos luminosos y serenos
Sin embargo, en Baudelaire la elevación no parece alcanzar su fin, pues se trata de un ideal vacío. Este implica también una tensión hacia abajo, de allí el abismo ("le gouffre"). Podemos leer en Mi corazón al desnudo (de sus Diarios íntimos):
Tanto en lo moral como en lo físico, siempre he tenido la sensación del abismo, no sólo del abismo del sueño, sino de la acción, del recuerdo, del deseo, del arrepentimiento, del remordimiento, de la belleza, etc.
En la cumbre del ideal se halla el concepto de la muerte. Así, lo escribe en el hermoso poema "El viaje", que cierra su libro [*Las Flores del mal. Por ser un poco extenso, ciaremos solo tres estrofas muy expresivas:
Amargo sabor, el que se saca del viaje
El mundo, monótono y pequeño, hoy,
ayer, mañana, siempre, nos hace ver nuestra imagen:
¡un oasis de horror en un desierto de tedio!
(…)
¡Oh, Muerte, vieja capitana, ya es hora! ¡Levemos el ancla!
¡Este país nos hastía, oh Muerte! ¡Aparejemos!
Si el cielo y la mar son negros como de tinta,
nuestros corazones, que tú conoces, están radiantes.¡Sírvenos tu veneno para que nos reconforte!
Este fuego tanto nos abraza el cerebro, que queremos
hundirnos en las profundidades del Cielo o del Infierno, ¿qué importa?
¡Hasta el fondo de lo desconocido y encontrar lo nuevo!
En el poema todos los intentos de evasión llevan a la muerte, que le salva porque conduce a lo "nuevo", que es lo indeterminado, el vacío. Es una tensión sin solución, un misterio sin objeto, absoluto.
Los dos polos sirven para mantener despierta aquella excitación que hace posible la huida del mundo de la trivialidad, del hastío. Cuando se logra apreciar el rigor del mundo espiritual y la intensidad de la visión de Baudelaire, puede comprenderse que su propósito consistiera en intensificar su escisión interna.
Continuará y finalizará en el próximo post
Referencias bibliográficas
Baudelaire, Charles (1973). Las Flores del Mal / Los Paraísos artificiales / El Spleen de París. España: Edit. Bruguera.
Baudelaire, Charles (1979). Poesía completa (7ª edición). España: Libros Río Nuevo.
Baudelaire, Charles (2008). Diarios íntimos. Venezuela: Edit. El perro y la rana.
Friedrich, Hugo (1974). Estructura de la lírica moderna. España: Edit. Seix Barral.
Nota: Puede acceder a versiones en español de poemas de la obra de Baudelaire en el siguiente enlace: * o en **.
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