Solo tengo unas palabras, con las que puedo definir mi opinión:
Muerte a todos aquellos que disfrutan de alguna forma, de hacer daño, sea como sea, a otros. Y, además, todo aquel que dañe a otros de forma directa -u indirecta- pero sin querer o sin saberlo, debe dejar de hacerlo inmediatamente. Y punto. No diré más.
Bueno, sí, quería decir que tu post también me hizo recordar cuando en bachillerato mis compañeros de clase hacían chistes sobre Ramos Allup, y a ninguno de nosotros le interesaba lo más mínimo si el sujeto era corrupto, o si no lo era. De no ser por tu post, nunca habría sabido eso, pues nunca habría investigado sobre él.