Algunas reflexiones sobre el Consumismo

Si tuviera que decidirme por una idea que describiera las civilizaciones modernas, no sería el capitalismo, tampoco el comunismo, el cristianismo, el islamismo o ni ninguna otra religión o ideología, sino que hay una característica que se encuentra presente casi de forma totalmente homogeneizada a través del globo, y que es, según yo, el consumismo.

El consumismo parece encontrarse en cada rincón del planeta, no importa si te encuentras en una sociedad muy desarrollada de occidente, como Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia o Nueva Zelanda; o si estás en China, África o Latino América, sin importar la religión que se practique y el modelo político-económico que se tenga, un elemento invariablemente presente, parecer ser, el consumismo.

Aún en los países más pobres las personas cambian un iPhone 5 por un iPhone 6, y a pesar de que este comportamiento es más habitual en los países más ricos, pues cuentan con mayores facilidades económicas, en los países más pobres aquellos que tienen una ventaja económica por sobre sus compatriotas imitan rápidamente el comportamiento de los habitantes de los países ricos, es decir, volcarse casi de lleno al consumismo.

Todos necesitamos una memoria interna más grande, una mejor cámara, una batería de mayor duración, y todas aquellas características que nos brinda el nuevo modelo del último artefacto electrónico disponible en el mercado.

La economía, por su parte, funciona por un lado bajo los parámetros que los consumidores definen, y por el otro lado, bajo los parámetros determinados por los políticos y los grandes industriales. Todos juntos en un esfuerzo colectivo por producir y consumir más.

Este comportamiento, en primera instancia, parece bastante lógico desde el punto de vista económico, lo que separa a las naciones desarrolladas con respecto a las naciones más pobres es precisamente su capacidad productiva. Ahora, el asunto a tratar es si este comportamiento colectivo, y si la "riqueza", en estos términos, es realmente deseable.

El consumismo, en primera instancia, no puede hacer rico a ningún pueblo, todo lo contrario, lo empobrece. De hecho, es el principio fundamental de la economía, oferta y demanda, el consumo aumenta la demanda, y si esta demanda está conformada por la inmensa mayoría de la población, el hecho de que las personas quieran más, solo los hace más pobres.

En la economía moderna, el comportamiento consumista hace que las grandes empresas ganen mucho dinero, y esto, a su vez, hace que puedan invertir en renovar su producto haciéndoles pequeñas mejoras, de esta forma, se consiguen avances, pero también, se consigue otras dos cosas que no son tomadas mucho en cuenta.

Primero, el que la mayoría de las personas tengan un comportamiento consumista encarece la vida al resto. En los países más pobres, es decir, donde hay menos bienes materiales disponibles para consumir, esto se hace más evidente que en los países ricos. En estos países pobres siempre existe, como ya dije, una clase de personas aventajadas económicamente con respecto al resto de la población, estos pueden permitirse mantener un estilo de vida igual al de las personas de los países ricos, pero a un costo menor, pues se aprovechan, sabiéndolo o sin saberlo, de las condiciones económicas que brinda un país pobre a las personas con sus oportunidades. En los países pobres siempre se puede encontrar bienes materiales a un costo menor, y esto se debe, principalmente, a que al haber menos consumo la demanda es menor.

Los ricos de los países pobres viven con los mismos lujos que los ricos de los países ricos, manejan autos deportivos y tienen mansiones, solo que unos pagan más que otros por obtener exactamente lo mismo o más. Con la misma cantidad de dinero que un millonario puede comprar una gran casa con muchas comodidades en Estados Unidos o en Europa, en Sur América o África probablemente podrías adquirir el doble.

El problema, generalmente, es que a los ricos les resulta muy molesto tener que convivir con la pobreza, no obstante, este problema siempre es resuelto creando pequeños urbanismos y zonas económicas "especiales" que actúan como una burbuja. Verán, los ricos de los países pobres solo gastan el dinero en estas zonas especiales, es decir, en un determinado número de negocios, restaurantes de lujos, centros comerciales, y otros lugares similares, que por supuesto, pertenecen a ellos mismos.

Los precios en dichos lugares siempre son más altos que en el resto del país, lo suficientemente altos como para mantener al resto de la sociedad lejos de esa zona, pero lo suficientemente bajos como para mantener el costo a un precio mucho menor que el que se encuentra en los países ricos, de tal manera, que se aprovechan de obtener precios bajos a nivel nacional, gracias al poco consumo de la población en comparación con naciones desarrolladas, pero a su vez, al poder llevar su vida de forma consumista en un círculo cerrado, vemos cómo se desarrolla más aquella zona donde gastan su dinero en comparación con las zonas donde las personas con menos dinero y menos consumo gastan el suyo.

Oyster Bay, Cabo Oriental, Sudáfrica.

En segundo lugar, hay que tener en consideración que si el consumo aumenta y los recursos se agotan, es fácil determinar que cada vez somos más pobres y no más ricos. Si desforestas un bosque, solo cambias arboles de su estado orgánico por derivados de árboles en su estado inorgánico, pero salvo la disminución en el suministro de oxígeno, la "riqueza" material sigue siendo la misma, no obstante, una vez consumido el árbol en su estado inorgánico, es imposible no decir que nos hemos vuelto más ricos que cuando este estaba, junto a otros, formando un bosque.

Lo mismo sucede con el petróleo y todos los recursos no renovables, son consumidos hasta su agotamiento, eso sin contar que el consumir y transformar estos recursos conlleva, en la actualidad, a un alto nivel de contaminación del resto del ecosistema.

Con todo esto sobre la mesa, es muy difícil decir que la sociedad de consumo puede hacernos más ricos, aun cuando estimule la industria y la economía. De allí que sea más rico, no quien más tiene, sino quien menos necesita.

La riqueza, pues, varía según la concepción que tenemos de ella, y en la actualidad, bajo los parámetros y conceptos de la sociedad de consumo, riqueza es todo aquello que está disponible para consumir. Si tienes un mar lleno de peces, pero no pescas, eres considerado pobre, pero en cambio, si tienes un mar contaminado y realizas sobrepesca eres considerado bastante rico.

Las posibilidades que brinda tener un ecosistema saludable, un mar para nadar, hacer surf, o navegar, un campo para explorar o acampar, un aire limpio para respirar, son suplantadas por las posibilidades de poder consumir.

De tal manera que es necesario plantearnos, en primera instancia, si la sociedad de consumo es correcta, si es moral, y si nos hace verdaderamente ricos, y en segunda instancia, si es físicamente viable.

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