Hoy vengo a hablaros de Steve Cutts, sinónimo de depresión sana y artista tan amargo como genial.
Happiness, es un corto de cuatro minutos, el cual está protagonizado por ratoncillos con rutina humana.
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En la primera escena, un grupito de ratas corren caóticas hasta difuminarse unas con otras. Unas aparecen desnudas, con su asqueroso pelaje natural… pero otras van encorbatadas y visten como aburridos oficinistas. La carrera termina en la parada del siempre abarrotado metro, lugar donde se agolpan los roedores camino de ese matadero llamado trabajo.
Desde aquí, Cutts nos lleva a una crítica de la mercantilización del mundo, su total economicismo, mostrando el universo como un enorme centro comercial donde las marcas nos asfixian con anuncios publicitarios. El consumo, aparece como el único deseo, convirtiendo en agresivos a los frustrados protagonistas.
Sin embargo, uno puede pensar que esa amargura salpica solo a los plebeyos, mientras que los llamados triunfadores nadan en champán y oropel. Pues no: los triunfadores también reciben su parte, sufriendo los abates del sinsentido.
Vemos a un ratón triunfador, conductor de un descapotable rojo, que de repente se ve envuelto en uno de esos atascos propios del laberinto urbano. Allí, el roedor se ve multado, desvalijado y pintapolleado en la misma escena. Ante esa sucesión de desdichas, solo aparece una salida posible.
El alcohol.
Sobre el fondo musical de Carmen, obra del compositor Bizet,el protagonista va tragando una bebida tras otra, necesitando cada vez una mayor graduación para estimularse. La música va codificándose conforme asciende la borrachera, hasta hacerle caer en picado.
No obstante, la persecución de la felicidad no muere aquí, pues una vez finiquitada la vía del etílica, se abre la de la farmacopea, zambulléndose el protagonista en el decadente universo de los opiáceos. Una vez traga las pastillas, sube a un fantástico y colorido mundo donde las maravillas se apelotonan. La magia cubre cada instante de la vida, y las sonrisas se prolongan hasta la perpetuidad… ¿Seguro?
Una vez se pasa el colocón, la caída es brutal.
Cutts nos muestra el simbolismo al empujar al colocado ratón desde el cielo de la fantasía a la megalópolis urbana, donde transcurre su infierno. Una vez de vuelta, el ratón ve pasar un billete de dólar ante sus ojos, el cual persigue y persigue para intentar dar caza. Corre por toda la ciudad, hasta acabar en un ascensor donde-y esta es mi escena favorita-, el ratón deja pasar la oportunidad de atrapar el dinero. Cutts, pretende mostrarnos que por lo cual sacrificamos nuestros días, en verdad no vale nada, careciendo de importancia una vez en nuestras manos.
Tras salir del ascensor, la rata consigue por fin agarrar el billete, pero eso sí, para ello ha tenido que caer en la trampa para ratones que ha puesto punto a su vida. En el plano final, la cámara se aleja mostrando miles de ratones atrapados, víctimas de la misma trampa, alienados por la vida y la cosmovisión crematística que nos invade.
Espero que os haya gustado el post de hoy. No olvidéis dar like, compartir y suscribíos a mi cuenta. ¡Nos vemos!
Es triste saber que vivimos para trabajar =(
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Cierto amigo.Gracias por comentar!
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